Señalo porque tengo
derecho,
Juzgo porque sé que
tengo razón.
No me interesa mirar
alrededor.
El contenido de tus
quejas me tiene sin cuidado,
¿Por qué tendría que
cambiar de parecer?
¿Por qué me molestaría
en escucharte?
¿No sabes que soy
perfecto?
Déjame ayudarte,
Permíteme mostrarte la
verdad,
La única, fehaciente y
real.
Yo represento el camino
al éxito,
Ven junto a mí y
llegarás.
¿Por qué quedarte
solo?
¿No ves el tamaño de
mi presencia?
¿La magnitud de mi
voz?
Soy una persona
caritativa.
A veces me sorprende
lo que puedo hacer,
Sabiendo que puedo
cambiar al mundo,
A pesar de tantos
negarse,
Segados por un juicio
carente de lógica.
Yo los haré entrar en
razón,
Así me cueste la vida,
Pues no sería nada más
sino pecado,
El permitir que lo
incorrecto prevalezca...
Así anduvo por el
mundo Juan, sin oídos.
Enseñando, incluso por
la fuerza, lo que él creía verdadero.
Largo fue su camino,
pero corta fue su gloria.
Aunque murió, aún vive
en aquellos sordos ante el resto,
Pero al igual que él,
solo les espera la soledad y el vacío.
Pues nadie es dueño de
la verdad,
Menos de una vida.
José Laurencio.
José Laurencio.
Hay que tener en cuenta que estos "Juanes" permanecen en el poder por la sordera de muchos otros, que teniendo el poder de cambiar eso, no lo hacen.
ResponderBorrarEn muchas ocasiones suelo ser ese Juan, me llego mucho tu Post. Excelente como siempre José, un gran abrazo, saludos!
ResponderBorrarHay que tener en cuenta que estos "Juanes" permanecen en el poder por la sordera de muchos otros, que teniendo el poder de cambiar eso, no lo hacen.
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