¿Dónde estás?
¡Dime que hacer!
Porque me siento perdido.
En ti deposité tantas veces
mi confianza, aún sabiendo que no podría verte.
Desde que la razón
vino a mí, aprendí a amarte y respetarte.
Siendo etéreo, igual generas
afecto y causas temores, aunque calmes los míos.
Te considero mi guía
en laberintos sin salida, y mi luz en caminos sombríos.
¿Por qué? siendo un
protagonista, a veces te siento tan lejos de nosotros.
¿Acaso eres sólo una
creencia?
La impotencia me
consume cuando veo lo que pasa en nuestro mundo.
Avances tecnológicos,
riquezas y poderíos crecen solamente para llevarnos a un abismo seguro.
Naciones luchan por la
libertad, usando sangre y lágrimas como emblemas.
Siendo una sola raza,
la humana, nos encontramos más divididos que nunca.
Burguesías, plebes,
dogmas…
¿No seguimos siendo
carne y hueso? a pesar de lo que nos rodea.
Somos seres realmente
particulares.
A pesar del tiempo y
de tantos estudios y teorías, aún no conocemos nuestro origen.
Vagamos sin fecha de
nacimiento por el mundo y considero eso es lo que nos hace débiles.
Muchos defienden sus
razones pero, siendo cual sea, no pueden clamarla como verdad.
En estas circunstancias,
prefiero creer en algo que me de paz, tranquilidad.
Si no existe una certeza,
entonces he de buscar la mía.
La verdad es que
llegué a este mundo conociéndote.
Eres sinónimo de alegría,
aunque muchos han cometido atrocidades en tu nombre.
Traes el
arrepentimiento y por ese motivo ya eres infinito.
Representas caminos y creas alianzas universales.
A pesar de tener
tantas caras, tantas formas,
Considero tienes un
solo nombre… y se llama fe.
José Laurencio.
Mayo 11, 2:15 a.m
Audio: Tennessee