22 de marzo de 2011

5 minutos en la vida de un bebe






A mis 29 años de edad y ya con tantas vivencias que quisiera repetir, otras que desearía borrar.

Los días son tan cambiantes, la verdad muy bruscos como para mantenerte neutral ante ellos.

Nunca pensé que una simple salida a cenar, casi sin hambre, sólo por la excusa de distraer la mente me diera nuevamente una perspectiva que, aunque también la viví en algún punto de mi vida, en estos momentos se encuentra vagando en lo más profundo de mi subconsciente.

El estar frente a un bebe que no tendría ni su primer año cumplido desde su nacimiento.

Su mirada perdida en cierta forma, por su falta de comprensión de muchas de las cosas que lo rodean.

Pero sin dejar dudas con su mirada que mama está justo ahí, enfrente de él, lo cual le da esa tranquilidad y seguridad que siempre ha sentido junto a ella desde que estaba en su vientre.

A su lado, ya conoce el sentimiento de pertenencia. Conoce la risa, al verla haciéndo caras; que hay otros a su alrededor parecidos a ella, pero que desconoce, por lo cual no puede evitar mirarlos fijamente, haciendo que su cerebro y todo su sistema madure y recicle información.

Entre esas personas estaba yo...

Al regalarme esos escasos segundos de su tiempo me permitió recordar cuan apacible e interesante debe ser esa etapa para todos nosotros.

Un mundo donde lo bueno y lo malo no tienen definición aparente, donde sólo existe el aprendizaje, las emociones en su forma más pura. Tan indefenso y a la vez tan independiente.

Creo que precisamente eso es lo que nos provoca compasión y nos activa el sentimiento cuando los vemos.

Algo tan real, para nada ficticio, donde todo lo que ves es lo que es. No puedes hacer otra cosa que maravillarte y darte cuenta que donde sea que te encuentres en tu vida, en un momento fuiste él.

Ojalá tuviéramos los adultos la capacidad de volver a ese estado de simplicidad, donde todo lo que nos dicen y lo que vemos es lo que realmente significa.

Un espacio donde la mentira no tiene sitio, donde no existe pena o vergüenza de explorar y demostrar lo más puro que tenemos…nuestra inocencia.


José Laurencio.

2 comentarios:

  1. Excelente, felicitaciones de veras que seria un regalo de dios que por unos instantes regresáramos a la niñez, quizás encontraríamos muchas respuesta a nuestras preguntas. continua adelante saludos.

    ResponderBorrar
  2. Muy bueno, describe una cosa muy cierta que en la psicologia esta descrita y es cuando el niño reconoce su entorno con precisión, de hecho lo hace a los 8 meses y el primer rostro es el de la madre; por otra parte pudiera añadir que el deseo de volver hacer niño es algo que todos algún día soñamos, el regresar a ese punto donde teniamos un gran iceberg de curiodades y ser esa alma inocente que no conoce mentiras tal cual lo describes, me encanto, saludos

    ResponderBorrar

¿Te gustó la lectura? no fue gratis, vale un comentario!!!

Violín Para Todos, Guía para principiantes

Aquí comparto con ustedes el link para la descarga de mi primera publicación de la cual me siento muy orgulloso, a pesar de ser solo la i...